miércoles, 17 de febrero de 2010
Llamativa movida oficial en materia de transporte marítimo
Hacía tiempo que no se veía una intervención directa (no en la aceptación kirchnerista del término, sino strictu sensu) de una autoridad nacional en el mundo de las compañías marítimas, la exportación, los sindicatos y los puertos. Ricardo Luján, desde su cargo de subsecretario de Puertos y Vías Navegables, y sin ocultar su alegría, comunicaba el jueves último, que un armador de bandera nacional, Maruba, se hacía cargo del servicio regular de contenedores (básicamente, pescado congelado) entre Mar del Plata y Montevideo o Río Grande, tras el alejamiento (luego de apostar seis años por el puerto) de los armadores Hamburg Süd y Maersk, que señalaron que los problemas del puerto (la falta de un calado operativamente deseable) hacían antieconómica la recalada porque los feeders sólo podían cargarse en un 50%.
A Luján lo escuchaban el presidente de Maruba, Gustavo Rodríguez; el presidente del Puerto de Mar del Plata, Eduardo Pezzati, empresarios del pescado, de la terminal de contenedores y de la flota pesquera.
El anuncio se hacía en un exultante clima oficial, a tono que la política nacional que refiere a la "recuperación" de algo (que se presume perdido) para no "abandonar las empresas argentinas" (que se presumen desatendidas).
Aunque no había (excesos de) triunfalismo o revanchismo en los discursos oficiales, el aire estaba enrarecido.
¿A cambio de qué Maruba se hacía cargo? ¿Sus buques no sufren las limitaciones que motivaron la suspensión de Maersk y Hamburg Süd? ¿Se les garantiza la paz sindical? No se habló de subsidios. Tal vez porque Maruba queda como única alternativa de carga. ¿Y qué sucederá cuando Hamburg Süd y Maersk vuelvan?
LA NACION
Emiliano Galli
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